Eventos pequeños: por qué ganan impacto frente a los grandes
Durante años, las ferias gigantescas han dominado el mundo del networking profesional. Miles de personas, cientos de stands, litros de café de máquina y una avalancha de tarjetas de visita y panfletos que, spoiler: suelen acabar olvidados en la mochila.
Pero, por suerte, algo está cambiando. El networking está volviendo a su objetivo esencial: generar conexiones humanas.
Esto explica por qué cada vez más profesionales y empresas apuestan por formatos reducidos. Los eventos pequeños están ganando terreno frente a los grandes porque han demostrado que la calidad de las conexiones que generan es real.
El auge de los eventos reducidos y de nicho
Cada vez somos más los profesionales cansados de perder tiempo en eventos masivos, corriendo de un lado a otro con la esperanza de cruzarnos en un pasillo con esa persona que queremos conocer. O peor: soportando charlas eternas de patrocinadores empeñados en vendernos algo que no necesitamos.
Algunas grandes ferias han intentado resolver este problema con apps que conectan visitantes y expositores. Pero seamos sinceros: son parches, no soluciones.
Lo que buscamos —y seguimos sin encontrar en esos formatos— es conexión real con personas que entienden nuestro contexto profesional. Conversaciones que importen, relaciones que tengan sentido, y espacios donde podamos hablar sin filtros.
Por suerte, cada vez más expertos en organización de eventos reconocen que el modelo tradicional de networking masivo está saturado. Por eso, cada vez más marcas, organizadores y asistentes están apostando por formatos pequeños, curados y de nicho.
Un gran ejemplo de esta nueva ola es Conectamos, el proyecto de Miquel Martí donde organiza encuentros ultra-curados para apenas 30–40 personas de un mismo sector. ¿Su objetivo? Que el 100% de los asistentes salgan con conversaciones útiles, no con una bolsa llena de merchandising.
Si estás en el mundo ecommerce también conocerás los encuentros de Digital 1to1. Estos llevan años apostando por dinámicas más cercanas y verticalizadas. Tanto, que en su proceso de segmentación, el profesional en Digital y e-commerce, puede elegir si desea acudir a eventos hiper-focalizado en Beauty, Travel o Retail, entre otros.
El objetivo es claro: reunir en una misma mesa a personas que hablan el mismo idioma profesional. Nada de conversaciones genéricas. Todo gira en torno a compartir retos concretos entre iguales.
Las marcas los prefieren pequeños
Ya no se trata de llenar salas, sino de conseguir conversaciones. En sectores como el SaaS, donde las métricas de conversión son ley, las marcas ya no se conforman con visibilidad: quieren resultados reales. Leads cualificados, oportunidades tangibles, conversaciones que puedan convertirse en ventas.
Y eso rara vez se consigue en una feria multitudinaria.
Invertir miles de euros en ferias masivas no compensa. El retorno no está en repartir folletos o poner un stand más grande, sino en estar en el lugar correcto, con las personas adecuadas y el contexto preciso para que la conversación fluya y se convierta en oportunidad.
Menos gente, más impacto
Un evento de 15–30 personas bien seleccionadas puede generar más negocio que una feria de 500 asistentes al azar.
¿Por qué?
Porque hay tiempo para escucharse.
- Porque todos comparten contexto.
- Porque no necesitas filtrar 200 perfiles: ya están curados de origen.
- Porque las marcas ya no quieren impresionar a todos, quieren impactar en los adecuado
🍻 El caso de Cañas y Ventas
Con ese mismo espíritu nació Cañas y Ventas: un evento en Madrid que organizo cada seis meses con un único objetivo:
🍻 Juntar a 15 vendedores B2B reales en torno a una mesa.
🍻 Sin postureo. Sin powerpoints. Sin dinámicas forzadas.
🍻 Solo conversación honesta sobre lo que significa vender hoy.

Y tú, ¿cuándo fue la última vez que tuviste una conversación que te cambió algo por dentro?
Si estás en Madrid y trabajas en ventas, apúntate a la próxima edición de Cañas y Ventas.
Nos juntamos solo 15 vendedores. Compartimos historias, aprendizajes, frustraciones y muchas risas.
Y salimos con la sensación de haber pertenecido a algo que merecía la pena.
¡Nos vemos pronto, Cañeros!
Erica Fernández Higueras